Estuvo muy bien lo de la goleada al Rayo, pero por muchos goles que se anoten al final suman tres puntos, que es lo que cuenta. Da igual si ganas uno a cero sufriendo, o como el domingo, haciendo un 'set' a un equipo que planteó el encuentro de manera suicida. Aunque siendo realistas, a todos nos gusta ver a nuestro equipo darse un festín de esos que tan poco se ven por Zorrilla. Pero, insisto, que no nos quedemos subidos en la nube. El sábado llega a Valladolid el colista, el Espanyol, y más de algún iluminado ya está esperando otro recital de goles de los de Djukic; craso error. El Espanyol no dará las facilidades que dio el Rayo y es posible que nuestros delanteros no presenten el porcentaje de acierto que presentaron ante los de Paco Jémez. Mucha precaución.

Lo importante es amarrar como sea estos partidos de casa. El Valladolid lo está haciendo bien. Ganó en Zaragoza, aquí al Levante y ahora al Rayo. Todos ellos rivales directos. El pinchazo del Betis fue un accidente que pudo caer del lado blanquivioleta. Y por eso no se puede fallar ante el Espanyol. Los catalanes están jugando mal pero pueden reaccionar en cualquier momento. El mayor pecado que puede cometer ahora el Valladolid es creérselo. Estoy convencido de que Djukic no se lo va a permitir a sus jugadores. Y lo del domingo vino muy bien para reivindicar a futbolistas que parecían perdidos para la causa como Bueno o Manucho. Que sumen todos y cuanto más sumen mejor. El Valladolid ya conoce la receta: Sufrimiento y humildad. Es lo que hay.