El Deportivo no sabe lo que es ganarle al Barcelona desde 2008. Fue en Riazor, claro, con Juan Rodríguez abriendo el marcador y Pablo Amo poniendo la guinda a un 2-0 que supo a gloria. El central asturiano estuvo ayer en Abegondo visitando a sus ex compañeros y recordando aquel gol, aquella victoria. Fue el mejor momento deportivo de Pablo Amo, asentado en una defensa de cinco que usó Lotina para sacar al Depor de las catacumbas de la clasificación. La situación ahora no es la misma, ni tampoco digo que la solución sea que Oltra rompa todo su libreto, todos sus principios, y juegue con tres centrales. No, pero sí es cierto que el futuro de este Depor, si no quiere verse de nuevo con el agua al cuello, pasa por un giro radical en el concepto defensivo.

Por suerte ahora lo que necesita el equipo sólo es orden, apoyo a los laterales, coberturas de los pivotes e intensidad, mucha intensidad. Ésa que flojeó en el Bernabéu, en Vallecas y en el amistoso de Pontevedra en el que nadie quiso ganarse el puesto como hizo todo un Kaká ante Millonarios. Si hay algún partido, algún rival, que pueda poner a prueba el cambio, ése es el todopoderoso Barça. Messi, que hasta ya conquista Argentina, es un puerto de categoría especial. Iniesta, Alexis, Pedrito... La lista es larga, pero a todos ellos Riazor añade una bestia negra particular: Villa y sus 11 goles al Depor. Temible, sí, pero enfrente tendrá a un Marchena que lo conoce al dedillo y que debe sacar los galones de un equipo que necesita revivir desde la defensa. Pues al tajo, pero ya.