El fútbol español conquista el Mundo

España ganó en días sucesivos a Alemania y a Italia, a la primera en categoría Sub-21, a la otra en mayores. Es para estar felices, desde luego, porque los dos partidos se ganaron desde la autoridad y el buen juego, y así lo han reconocido los rivales. Mientras el primer equipo mantiene las expectativas creadas por sus deslumbrantes títulos de los últimos seis años, por debajo bulle y empuja una generación estupenda, con los Jesé, Isco, Deulofeu, Morata y compañía. En España se juega bien al fútbol, como se juega bien a muchos otros deportes. La marca España está bien representada en este aspecto.

La marca España es la obsesión del momento. Está presente en el tan debatido artículo de Cardenal en El País, sobre el que he de volver uno de estos días, y estuvo presente en el acto convocado por la Liga para presentar una iniciativa nueva, el LFP World Challenge, que trata de mover a nuestros clubes por fuera de España, y fortalecer su imagen. Hablo de los clubes que vienen detrás del Madrid y el Barça, que comen aparte, que ya tienen un prestigio internacional incomparable y que reciben tantas ofertas del extranjero que su problema es cuáles descartar. De hecho, ayer brillaron por lo raquítico de su presencia.

Se trata, decía, de impulsar la marca España a través del fútbol, con el respaldo de unas empresas que gozarán de exenciones fiscales. Esa quizá sea la parte más discutible, porque se supone que Hacienda somos todos y cuando unos lo son menos (por ejemplo, la vela) que otros (por ejemplo, Márquez, que se quejó explícitamente a Rajoy en una recepción oficial) surgen los agravios. Ahora este Challenge es declarado ‘Acontecimiento Excepcional de Interés Público’, con las correspondientes (e imponentes) ventajas fiscales. Muy bien. Pero algún día habrá que aclarar qué deportes merecen esto y cuáles no.