Pep ante el milagro y la nueva era

Thomas Müller es una persona muy directa y sin pelos en la lengua. Sus declaraciones casi siempre son espejo del estado anímico del Bayern, tal y como se pudo comprobar antes de la vuelta frente al Oporto. El cuadro bávaro tenía que remontar un 3-1 de la ida en Do Dragao y se temía lo peor, hasta que Müller compareció en rueda de prensa. “Un 2-0 en casa no sería ningún milagro futbolístico”, dijo para sorpresa de todos, pero con razón. El Bayern ganó 6-1 y se metió en semifinales. Hoy la cosa pinta muy diferente. El Bayern está obligado de nuevo a remontar un duro cruce, eso sí, frente a un Barcelona en plena forma. Müller tampoco lo tiene claro. “Esta vez sí que queremos daros una razón para que mañana podáis hablar de un milagro”, dijo.

En Alemania dirían que tienen que juntarse Navidades y Pascua para que el Bayern logre dar el pase a la final de Berlín. No es para menos. Lesionados, estado de forma, la ida en el Camp Nou y por último, Messi, son las razones por las que no todos los jugadores dan la sensación de creer en el milagro del Allianz Arena. Claro está que se dejaran la piel y lucharán hasta el minuto 125 si hace falta, “porque somos el Bayern”, como bien dijo el internacional Müller. Pero lo cierto es que este Bayern ya no es aquel equipo que levantó el triplete. Tal y como le pasó a La Roja en su día, el rodillo de fabricación alemana se ha oxidado. El objetivo de Guardiola será ahora lubricar y reemplazar alguna que otra pieza para que vuelva a rodar y apisonar como antes.