Han pasado ocho jornadas y hay cinco equipos en dos puntos. Tres de ellos, Madrid, Celta y Barça (citados en riguroso orden de ‘goal average’) empatados en cabeza. A dos puntos van el Atlético y el Villarreal. En resumen: el Madrid y el Barça aún no se han despegado, ya han cedido seis puntos por cabeza: el Madrid, tres empates, el Barça, dos derrotas. Da la sensación de que a ambos les cuesta arrancar, de que sacan los partidos (y no todos) por su poderío finalizador, pero que no han alcanzado la fluidez de juego todavía. Y les están lastrando mucho las lesiones salpicadas en todas las líneas.

En el Madrid se ve un plan, el de alcanzar un mejor orden en el repliegue, pero con tantas entradas y salidas en el equipo no llega a cuajar el modelo de ataque. Y aun con ese cierto orden en el repliegue, se puede decir que la corta cifra de goles encajados se debe más que nada a los milagros que ha ido ofreciendo Keylor Navas, que aún está imbatido en el Bernabéu. En cuanto al Barça, también muy castigado por las bajas (que le obligaron a empezar sin Claudio Bravo y a continuar sin Iniesta ni Messi), parece haber perdido su principal seña de identidad, la de manejar los partidos.

Sí, los dos favoritos ganaron el domingo, pero no se puede decir que mostraran gran superioridad. El Madrid penalizó por la calidad de su ataque tres errores del Levante. Al Barça le salvó una noche genial de Neymar, pero llegó y remató menos que el Rayo, del que llegó a estar a merced largo rato. El problema del Barça es que ya no se defiende con el balón, ya no juega en el campo contrario, y ahora a su defensa se le ven las costuras. Los lesionados de uno y otro se irán curando, pero la pregunta es si a esas lesiones sucederán otras. Y si tal ocurre (esas giras...), nos podemos encontrar ante una Liga abierta.