Mis abucheos son para Nastase

El público es soberano y decide libremente a quiénes dirige sus aplausos o sus silbidos. En el reciente Mutua Madrid Open lanzó algunos de sus más sonoros abucheos al futbolista internacional Gerard Piqué, que visitó el evento para promover un proyecto de mejora del tenis, y a la alcaldesa de la capital, Manuela Carmena, cuyo Ayuntamiento concede y subvenciona esta competición. Pero perdió la oportunidad de dedicárselos a un personaje que, sin duda, se los merece mucho más y, sin embargo, se exhibió con total tranquilidad y con la complicidad del organizador por palcos y actos oficiales del Masters. Nos referimos a Ilie Nastase, amigo íntimo del propietario del torneo, Ion Tiriac, que participó el sábado en la ceremonia de trofeos de la campeona femenina: su compatriota rumana Simona Halep.

Salvo los responsables de la WTA, nadie cayó en el detalle de que Nastase está suspendido por la ITF, vetado por Wimbledon y Roland Garros, y de que la propia WTA le ha revocado la acreditación, debido a dos actuaciones deleznables. En la eliminatoria de la Fed Cup entre Rumanía y Gran Bretaña, donde ejercía de capitán local, llamó “zorras de mierda” a las rivales. Tan desagradable como su comentario racista sobre el bebé que espera Serena Williams: “A ver de qué color es el niño, ¿café con leche?”. Nastase fue un tenista genial en la pista: número uno mundial, campeón de Roland Garros y US Open, doble finalista en Wimbledon… Y un hombre bromista, polémico y mujeriego fuera de ella. Pero últimamente se le ha ido la mano… Y la boca. Su presencia en el torneo fue mala imagen para el tenis. Y para Madrid.