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Gasol no permite que pare la fiesta

Gasol no permite que pare la fiesta

¡Qué noche, amigos, qué noche de baloncesto, qué noche de Gasol! Viendo este partido, pensaba que el gran estallido que anunció la edad de oro del deporte español fue el Mundobasket de 2006. Ya ganaban Nadal y Alonso, pero aquel Mundial de Ba-lon-ces-to en Japón fue el estallido que anunciaba esta época especial que hemos vivido. Ahora que parece que la música se para, que las luces se apagan, que Casillas y Xavi se nos van, que Nadal y Alonso ya no ganan, que Contador también va cediendo, ahora, decía, el baloncesto sigue ahí, quiere seguir ahí. Se resiste a dar por terminada la fiesta.

Con Gasol como puntal. Gasol está desde el principio. Estaba ya en aquellos ‘juniors’ de Lisboa, entre los que no era el mejor, y su figura se ha ido agigantando con los años. Puntal de este equipo, orgullo de España durante tantos años en la NBA, catalán-español en este tiempo en que gestos de concordia como los suyos tanto se agradecen, protagonista con su propio hermano de una foto-emblema, él menos que nadie quiere dar por terminada esta fiesta que empezó con él y que ha sido de todos. Su partido de ayer fue superlativo, dejando cuarenta puntos y una exhibición de personalidad inolvidable.

Francia nos dio el gran disgusto en este ciclo del baloncesto, al ganarnos inesperadamente en Madrid. Pero el deporte siempre ofrece desquite, y llegó ayer en condiciones extremas, tras nueve puntos de desventaja a muy poco del final, con y una prórroga, con un grupo de hombres decididos a poner toda su destreza, su coraje y su energía al servicio de un objetivo. Todos fueron grandes, los nuestros y los franceses, a todos debemos agradecimiento por un partido así. Pero sobresalió entre todos un gigante, Pau Gasol, emblema de estos años felices de nuestro deporte que él se niega a dar por terminados.

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