La AMA se va a hacer familiar

La AMA se va a hacer familiar

Vamos a tener que ir acostumbrándonos a unas nuevas siglas en el deporte: AMA. Responden a la Agencia Mundial Antidopaje. El Comité Olimpico Internacional aprobó su creación hace dos años y medio, y ya comienza a andar. De momento, ya tiene sede: Montreal. Va a servir para que, desde los gobiernos, se estreche la lucha contra el doping. Un gobierno puede dictar leyes y que éstas permitan ordenar registros o destripar el disco duro del ordenador de un médico... Tiene, en una palabra, la llave para acabar con tanta farsa. El deporte no ha podido acabar con el doping. Por eso nace la AMA. Podrá tener tanto poder como quiera.

Por lo pronto va a poner en marcha el pasaporte médico del deportista. Será una cartilla en la que se recojan todos los datos del individuo, todas sus lesiones, todos sus tratamientos. Hay que confiar en que la información sea completa y verídica. De lo contrario, doctores tendrá la iglesia para comprobar si se han falseado los datos cuando aparezcan sustancias no reflejadas. El problema vendrá con aquellos deportistas que irrumpen desde el corazón de África y que no saben ni siquiera cuándo nacieron. ¡Como para pedirles la cartilla! O con los que desaparecen, amparados por sus gobiernos, para realizar misteriosas preparaciones.

La AMA podría entonces limitar la inscripción en las competiciones a aquellos deportistas que tuvieran su pasaporte médico en regla. Sería una manera de ir evitando el deporte de dos velocidades que nos invade. A un lado, quienes no reparan en medios para rendir por encima de sus posibilidades; al otro, los que compiten a pelo confiados en su calidad natural y su capacidad de entrenamiento. Hay que ir separándolos y la cartilla puede ser el primer paso. Sería un documento que diese fe de lo que se toma o deja de tomar y si alguien mintiera, que fuera condenado a perpetuidad. Por tramposo declarado.